Guía de práctica clínica del paciente con infección por el virus del dengue

Abstract

En esta guía se abarcará la definición, epidemiología, curso natural de la enfermedad, clasificación según su gravedad o si hay o no signos de alarma, manejo según grupo asignado, complicaciones y enfoque del Dengue en poblaciones especiales. El dengue es una enfermedad causada por un arbovirus, que tiene cuatro serotipos de virus relacionados (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4). Es la enfermedad viral humana más frecuente transmitida por artrópodos y constituye un importante problema de salud mundial. Es una patología infecciosa sistémica y dinámica. La infección puede ser asintomática o presentarse con un amplio espectro clínico que incluye manifestaciones clínicas tanto graves como no graves. Su curso natural inicia con la picadura del artrópodo y posterior al periodo de incubación que suele ser de 4 a 10 días. Después, la fase febril suele durar de 2 a 7 días y usualmente es acompañada de alzas térmicas, eritema cutáneo, dolor corporal generalizado, mialgias, artralgias, cefalea y dolor retro ocular. Posterior al cese de la fiebre inicia la etapa crítica y puede estar asociada a extravasación del plasma y manifestaciones hemorrágicas en distintas partes del organismo. Una vez que los pacientes sobreviven a la fase crítica, pasan a la fase de recuperación, durante la cual se produce una reabsorción gradual del líquido filtrado del compartimento extravascular al intravascular. Este período de reabsorción puede durar de 48 a 72 horas. El dengue puede ser clasificado según su gravedad en dengue sin signos de alarma, que son aquellos con el curso más benigno; aquellos con dengue con signos de alarma y finalmente y en quienes se ve más compromiso del estado clínico, dengue severo. A su vez, podemos incluir a los pacientes en tres grandes grupos (A – B – C respectivamente) y a partir de ello brindar un manejo ambulatorio o intrahospitalario según el caso. Respecto a la enfermedad en grupos especiales, algunos de ellos son los niños menores de un año, las mujeres embarazadas, ancianos y pacientes con distintas comorbilidades; pueden tener un curso clínico y manifestaciones distintas al resto de personas y retrasar el diagnóstico y tratamiento oportuno. Asimismo, en poblaciones con patologías subyacentes, entre ellos los pacientes con enfermedad renal crónica y diabetes mellitus tienen un riesgo mayor de complicaciones de carácter hemorrágico y asociadas a la extravasación del plasma por mayor fragilidad endotelial.